La senadora Cecilia Margarita Sánchez García (PRI) solicitó que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informe sobre las acciones que lleva a cabo para prevenir, reducir y controlar incendios forestales, atribuibles a actividades humanas en toda la República Mexicana.

En un punto de acuerdo señaló que dichas actividades son relevantes por las altas temperaturas que se registran en el país, al igual que las sequías que afectan a presas, ríos, lagos y arroyos.

“El fuego causado en forma natural, accidental o intencional consume los combustibles naturales como hojas y ramas secas situados en el nivel inferior de bosques y selvas; sin embargo, las llamas pueden quemar los troncos y las ramas secas de arbustos y árboles, convirtiéndose en un incendio de gran dimensión”, dijo la senadora.

También porque el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) apuntó que el riesgo de incendios forestales, por las condiciones meteorológicas, es “muy alto” en Estado de México, Tlaxcala, Morelos y Ciudad de México; con un nivel “alto” en Coahuila, Durango, San Luis Potosí, Jalisco, Michoacán y Veracruz; mientras que, en el Norte, Noreste, Occidente, Centro y Sur del país el riesgo es “medio”.

Entre el 1 de enero y el 14 de marzo de este año, se registraron 611 incendios forestales en 23 entidades federativas de México, lo que afectó una superficie de más de 18 mil 500 hectáreas, refiere el documento.

Al respecto, Sánchez García precisó que, a veces, los incendios se inician por alguna actividad relacionada con los seres humanos, como las fogatas que no se apagan correctamente, las quemas agropecuarias, que habitualmente se realizan entre enero y mayo, o las de basureros que no tienen un control o no son supervisadas de manera adecuada.

También pueden iniciarse por vidrios rotos que funcionan como lupas sobre el pasto o la hierba seca, lo que provoca que se enciendan e, incluso, pueden ser de origen natural, por la caída de un rayo en un árbol, la chispa generada por la caída de algunas rocas o por el material incandescente que se libera por alguna erupción volcánica.