El Gobierno de México pierde altura internacional. Ya ni siquiera le interesa mantener influencia regional.

Los espacios están hechos para llenarse.

Lula “agradece” a México el desinterés que tiene por Guatemala. Ayer, al abrir la Asamblea General de la ONU el presidente brasileño advirtió sobre la posibilidad de que exista un golpe de Estado en contra del presidente electo Bernardo Arévalo.

Sus palabras respaldan lo que ha venido diciendo Estados Unidos desde el pasado 20 de agosto cuando el candidato del partido Semilla obtuvo la victoria en segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Inclusive, desde el 25 de junio, fecha en la que Arévalo logra pasar a la segunda vuelta, el fiscal general y un juez trataron de retirar al partido Semilla de la contienda por supuestas irregularidades.

Para cualquier persona que no le haya dado seguimiento al proceso electoral en Guatemala, al enterarse de que Estados Unidos ha apoyado a Arévalo, y México solo ha redactado un par de comunicados, pensaría que Arévalo pertenece a un partido de derecha.

Se equivoca. Semilla es una formación política de izquierda, pero no es populista; no es la formación de Pedro Castillo ni la de Evo Morales. Semilla no es chavista.

Frente al espacio que deja AMLO en Guatemala, el presidente Lula intervino ayer a favor de Arévalo desde la máxima tribuna de Naciones Unidas, en la Asamblea General.

«En Guatemala existe el riesgo de un golpe de Estado, que impediría la investidura del ganador de las elecciones democráticas».

Lula en la frontera mexicana. Un golpe geopolítico frente a México, su rival regional.

AMLO decidió no acudir a la Asamblea General de la ONU. Quizá le resulte una especie de juego universitario lo que se trata en ella.

Las palabras de Lula (y no los comunicados de Relaciones Exteriores) cayeron como bomba al presidente guatemalteco Alejandro Giammattei. Desde la tribuna de Naciones Unidas descalificó lo dicho por el brasileño.

«Distinto a la falta de la verdad que hoy hemos escuchado en este podio, entregaré el poder a quien resultó electo por la soberana voluntad mayoritaria del pueblo de Guatemala el próximo 14 de enero que se cumple mi mandato constitucional», manifestó el guatemalteco.

Es claro que su palabra no tiene valor.

El embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Francisco Mora, pidió el lunes a las autoridades guatemaltecas a poner fin a sus «esfuerzos de intimidación» contra funcionarios electorales y miembros del partido de Arévalo.

Brasil y Estados Unidos, juntos; México ausente.

La Asamblea General tampoco resultó interesante para el embajador de la misión mexicana en Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente.

Su berrinche nació con el nombramiento de Alicia Bárcena como secretaria de Relaciones Exteriores. Él quería ese puesto. Dos semanas antes de que iniciara la Asamblea General, De la Fuente decidió poner fin a sus actividades en Nueva York.

Por muchos años México y Brasil disputaron el liderazgo regional. Pienso en un ejemplo: la competencia entre Herminio Blanco contra Roberto Azevedo (brasileño) por la dirección de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2013. La ganó el brasileño por los votos de países africanos.

Por lo pronto, AMLO ha bajado los brazos abandonando los intereses del país en el exterior.

Lula ya llegó a nuestra frontera sur.