El senador y exjefe de Gobierno de la capital habla de sus aspiraciones presidenciales, el cerco judicial a miembros de su Administración, la tragedia de la Línea 12 y carga contra Marcelo Ebrard por la red de espionaje en la capital

La pelea por la interna presidencial de la alianza Va por México tiene hoy una docena de rostros visibles. De allí saldrá el próximo 3 de septiembre el nombre que la coalición que reúne al Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) llevará en la boleta en los comicios de 2024. Entre quienes se encuentran dando la pelea —por ahora detrás de Xóchitl Gálvez—, está el senador Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de Ciudad de México entre 2012 y 2018. En una encuesta publicada recientemente en este periódico, el coordinador del PRD en la Cámara alta aparece como el segundo favorito, apenas cinco puntos por debajo de su compañera en el Senado. Mancera (Ciudad de México, 57 años) recibe a EL PAÍS en su oficina para hablar de sus aspiraciones presidenciales, del cerco judicial que acorrala a miembros de su antigua Administración, de la tragedia de la Línea 12 del Metro y del caso Sterling, un centro de espionaje que le acusan de haber operado en su Gobierno. Por esto último, acusa a Marcelo Ebrard, en cuya Administración (2006-2012) él mismo trabajó: “¿Sabes desde cuándo está ese centro? Desde 2006″.

Pregunta. ¿Por qué quiere ser presidente?

Respuesta. El INE [Instituto Nacional Electoral] nos restringe marcarlo así. Pero participamos porque yo he venido trabajando desde 2016 en el tema del gobierno de coalición. México lo tiene planeado desde el año 2000, pero es la hora y no puede consumarse. México está preparado para tener un gobierno de coalición que tenga una agenda para que una mayoría estable del Congreso pueda cumplir. No es el ánimo de ir hacia la confrontación por la confrontación, sino poder asegurar una agenda de construcción con un Congreso que verdaderamente sea estable.

P. El tema es con quién aliarse. Su partido históricamente apeló por el voto de izquierdas, pero ahora se para junto al conservador Partido Acción Nacional. ¿Sigue siendo el PRD un partido de izquierdas?

R. Y lo va a seguir siendo siempre. Ahora se tienen que construir agendas que sean propias de la ciudadanía, lo que está pidiendo y lo que necesita el país. Los temas de la parte ideológica van a ser de una lucha diferente y de un planteamiento distinto. Es un poco lo que hizo el partido que hoy está en el poder. Se alió con quienes eran los contrarios, como es el Verde, que siempre fue un aliado del PRI. Hoy estás frente a una necesidad de coalición para ganar y luego un gobierno de coalición, que ahí lo que buscas es cumplir con un agenda. Va a haber postulados de PAN, del PRI, del PRD que no van a embonar. Pero me parece que los partidos tienen que dar un paso hacia atrás y deben de dejar la agenda ciudadana que se está construyendo.

P. Dentro del Frente Amplio por México caben también movimientos de ultraderecha y antiderechos. ¿No se siente incómodo con esos grupos?

R. No pueden caber agendas de ultraderecha. O sea, la construcción de un programa de gobierno de coalición no puede tener una agenda de ultraderecha.

P. Pero sí son parte del Frente Amplio por México…

R. Puede ser que alguien esté por gusto afiliado a la ultraderecha, o puede ser que alguien esté afiliado por gusto a lo que quiera. Sus preferencias personales serán sus preferencias personales. A nosotros lo que nos interesa es que esa fuerza política, no esa persona, sea la que esté dándole consistencia a un Congreso estable. El partido en el poder hoy tuvo que aliarse con un partido que se decía de tinte eclesiástico religioso. ¿Había riesgo? No, porque la agenda la construyó finalmente el partido que está en el poder.

P. Con la abrumadora imagen positiva que tiene el presidente, ¿cómo piensa ganar la oposición?

R. Afortunadamente, el presidente no va a estar en la boleta de 2024. Pero si se hacen bien las cosas, se puede. Ya lo vimos en Ciudad de México. Se hizo bien el trabajo, se hizo una alianza consistente y se ganó la mitad de la ciudad. Lo que nos queda es entender que, si no se va en unidad, va a pasar lo que nos pasó en dos alcaldías aquí en la ciudad de México. Las dos donde no se consolidó la alianza se perdieron: Iztacalco y Xochimilco.

P. ¿Cree que Movimiento Ciudadano debe unirse para poder ganar?

R. Yo digo que sí. No he podido comprender todavía qué está diseñando Dante Delgado. Sé que él es un convencido que cuando hay que ir en alianza para ganar se debe ir en alianza, pero también sé que tiene su propio su propio planteamiento estratégico político.

P. El fenómeno Xóchitl Gálvez está acaparando las miradas en la interna de Va por México. ¿Siente, como dicen algunos, que ha sido inflado?

R. Ella tiene sus propios méritos. Yo no le quito méritos a Xóchitl de ninguna manera. Me parece que es una mujer que ha trabajado mucho, que ha trabajado en el servicio público, en la parte legislativa. No le restaría méritos. De ahí al hecho de que le resulte atractiva a personas que la quieren apoyar, obviamente se nota. No somos ingenuos. Claro que se nota que hay un apoyo consolidado hacia la propuesta de de ella. Pero hoy lo que hay que hacer es dejar que esto se consolide y entender que lo más importante es el proyecto.

P. La retórica de la lucha contra la corrupción es uno de los factores por los que el presidente resulta tan popular. De su último equipo de Gobierno, muchos terminaron en problemas con la justicia…

R. Es parte de la política. Esta Administración tomó como referente el llevar a cabo este tipo de acciones. De todas las acciones en contra de personas de nuestra administración, te podría decir que el 80 o el 90% han terminado satisfactoriamente. Fueron declarados prescritos, les concedieron amparos, ya están fuera. Lo tomaron como una línea estratégica. Siempre esa nota roja rinde frutos. Es parte de la estrategia política. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Simplemente hay que demostrar. Y conforme vayas demostrando tendrás que ir posicionando que no era tan cierto lo que decían.

P. ¿En qué se fallo durante su Administración?

R. Nosotros pudimos haber fallado en muchas cosas porque estaba conformada por seres humanos. Pero cuando se hace una acusación, se tiene que hacer una acusación sustentada. La acusación más común que vimos es de un delito de servidores públicos, y ese delito [aplica] es a quien no realice las cosas con la máxima diligencia. ¿Qué se entiende por la máxima diligencia? A uno de ellos le acusaron de no observar las reglas que estaban en el manual. Hay casos mucho más escandalosos actualmente en esta Administración que están sujetos a investigación, pero entendemos que es parte de la política.

P. Este año han detenido a exfuncionarios por el caso Sterling. ¿Operó en su Gobierno este centro de espionaje?

R. No hay una sola evidencia en ese caso. ¿Sabes quién está sustentando la acusación? Una persona que era chofer de un policía y que ahora es testigo protegido. ¿Y sabes qué es lo que dice? Que entró a mi oficina y que en mi oficina escuchó cuando yo salí y dije: ‘Atiéndanlo porque es una persona de confianza, entréguenle un sobre con dinero para que él siga espiando’. Esa es la acusación, hasta ahora no hay una sola evidencia, un solo documento, porque ya los hubieran hecho públicos, si conocemos cómo funciona.

P. ¿No espió su Administración a Claudia Sheinbaum o Andrés Manuel López Obrador?

R. Claro que no, todo eso se hubiera usado. Si estás espiando ¿para qué lo quieres? Para quedártelo para tu casa o para hacer un libro, ¿para que? A las personas las acusaron de que hacían seguimientos de los que se hacen todos los días en esta ciudad. Si hoy hay un evento de Ricardo Monreal, las áreas de Procuraduría y Seguridad Pública tienen un grupo que se llama Indicadores, y los indicadores informan: ‘El señor Ricardo Monreal estará en tal lugar y se prevé la asistencia de tales grupos’. ¿Esos son espionajes? Hasta ahora no han podido acreditar nada. Ahora ya los acusaron de otra cosa, de peculado, porque se llevaron unas laptops. Dijeron que había correos y correos porque encontraron un archivo que decía “Morenos”. Otro archivo que decía Sheinbaum, así había uno para cada jefe delegacional. ¿Sabes desde cuándo está ese centro? Desde 2006. ¿Y sabes quién lo ocupó primero? Esteva [Alberto, subsecretario de Políticas Públicas de la ciudad con Marcelo Ebrard] . En ese mismo lugar.

P. ¿Lo instaló Marcelo Ebrard?

R. Sí, desde entonces está. Ese lugar que tiene muchísimos años. No van a encontrar nada pues ahí. Es más, ya habían cerrado el caso y lo volvieron a abrir por unas notas periodísticas. Estaba cerrado.

P. ¿También se hacía espionaje en 2006?

R. Hacían exactamente lo mismo. El mismo lugar, la misma renta, el mismo casero.

P. El otro caso por el que se le señaló fue el colapso de la Línea 12 del Metro, en la que murieron 26 personas. ¿Podría haber hecho algo para evitar esa tragedia?

R. No. La problemática que nosotros encontramos tenía que ver con la instalación de los trenes. Las estaciones estaban diseñadas para otros trenes, para los chinos. Cambian la idea de comprar los trenes chinos, pero no cambian la rueda. Cuando llegan los trenes españoles, la rueda no inscribe en el riel y lo va desgastando. Llegó a ser tan fuerte el desgaste que la rueda cortaba los nablas, que sujetan los durmientes, como si fuera papel.

P. ¿Por eso la cerraron en su Gobierno? ¿Cómo fue?

R. Vino un experto de Bélgica y nos dijo: ‘Tienen un problema que se llama desgaste ondulatorio. Se puede arreglar sin cerrarla porque nosotros así arreglamos nuestra línea. Tuvimos un problema similar. Nada más que nos tardamos diez años. Pero la diferencia es que ustedes tienen un metro elevado y nosotros tenemos un metro en tierra. Me refiero a que siempre corrimos el riesgo de que se descarrilara el tren’. Y me dijo: ‘No es lo mismo para nosotros que ser descarrilara a nivel de piso, que se les descarrile a ustedes a 20 metros de altura’. Ese día decidimos que se tenía que cerrar.

P. El dictamen de la empresa noruega Det Norske Veritas señalaba fallas en el diseño, la construcción y el mantenimiento. ¿Reportaron fallas ustedes en el tramo elevado?

R. El dictamen de 2017, después del sismo, lo hizo Cal y Mayor y otras empresas. Hicieron el mantenimiento de lo que se tenía que reparar y revisaron absolutamente todo. Y en el contrato establecen que, después de revisar todo, estaba perfectamente en condiciones de operar. Revisaron toda la estructura. No te digo sólo una columna.

P. ¿Cree que han utilizado este caso políticamente?

R. Tiene muchísima política y te voy a decir nada más por una sola cosa: ¿Cómo es posible que tengan en prisión a los que estén acusando de espionaje sin una sola evidencia y en el caso de la Línea 12 a todo el mundo le digan que siga su proceso en libertad con 26 muertos?