El juicio al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández comenzó este martes en Nueva York con la elección del jurado, que determinará si es culpable o inocente de conspirar para introducir toneladas de cocaína en Estados Unidos durante casi dos décadas.

En un minucioso proceso para determinar su idoneidad, al final de la tarde el juez Kevin Castel anunció la constitución del jurado de 12 miembros y 6 suplentes, personas anónimas para el público elegidas por sorteo, que responden a un número, y que tendrá que determinar más «allá de una duda razonable» la suerte del exmandatario que gobernó Honduras de 2012 a 2022.

A cambio, según la fiscalía neoyorquina, recibió «millones de dólares» de los cárteles de la droga, entre ellos del narcotraficante mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos, igual su hermano Tony Hernández y el colaborador de éste Geovanny Fuentes.

El jurado escuchará el miércoles a partir de las 10H30 locales los argumentos de la fiscalía para acusarlo y de la defensa para exculparlo en una sala del Tribunal Federal Sur de Manhattan que a lo largo de dos o tres semanas verá el desfile de testigos de un lado y de otro.

Aunque no está obligado a hacerlo, todavía no está decidido si Hernández subirá al estrado para declarar.

Inicialmente algo nervioso, tanto que el abogado Raymond Colon le pidió que se tranquilizara, el expresidente que está detenido en una cárcel de Brooklyn desde su extradición en abril de 2022 poco después de entregar la presidencia a la izquierdista Xiomara Castro, estuvo todo el día en la audiencia.

Para la ocasión, vistió el traje que lució el día que asumió su segundo mandato en Honduras en 2018, según informó su esposa Ana García en Tegucigalpa. Sin visado, nadie de su familia más cercana podrá acompañarlo en el que será el momento, sin duda, más trascendental de su existencia.

La expectación es grande entre la comunidad hondureña.

Queremos que el país se mejore. Queremos regresar algún día al país», dijo a la AFP Noel Andino, de 44 años, que lleva casi 30 años residiendo en Estados Unidos y espera que «se cumpla la ley».

«Esperamos que hoy sea el principio del fin del cartel Hernández y de esa narcodictadura criminal y sangrienta que representó Juan Orlando Hernández», dijo por su parte a las puertas del tribunal Lida Perdomo, activista hondureña que junto a una veintena de personas pedía tres condenas perpetuas para el expresidente por cada uno de los cargos.

Aquí está tu narco presidente», coreaban.

Víctima de venganza
En una carta publicada la víspera, el exmandatario reiteró que es «inocente» y «víctima de una venganza».

Soy inocente, soy víctima de una venganza y una conspiración por parte del crimen organizado y enemigos políticos», dijo el exgobernante en la misiva publicada en la red X por su esposa.

Se trata, sostiene, de acusaciones «injustas» y «llenas de mentiras» vertidas por «narcotraficantes confesos», que negociaron con la fiscalía neoyorquina para lograr «la reducción de sus penas».

Otros acusados, el exjefe de la policía Juan Carlos «Tigre» Bonilla y el expolicía Mauricio Hernández, que iban a ser juzgados con el expresidente, se declararon culpables solo de narcotráfico, lo que puede constituir una condena de entre 10 y 40 años de prisión.

Esta decisión puede ser lesiva para JOH, que siempre se ha jactado de los elogios de Washington por la labor de su gobierno en la lucha contra el narcotráfico.

Uno de los testigos que prevé la fiscalía es Fabio Lobo, hijo del expresidente Porfirio Lobo (2010-2014), que se declaró culpable y cumple 24 años de cárcel en Estados Unidos.

Desde 2014, Honduras ha extraditado a Estados Unidos a 38 personas acusadas de narcotráfico.

Presión
Hernández alega que durante su gestión se aprobaron leyes contra el narcotráfico, como la que facilitó su propia extradición.

No es habitual ver a un expresidente siendo juzgado en una corte estadunidense. Antes que él, fueron condenados por la justicia estadunidense el panameño Manuel Antonio Noriega, en 1992, y el guatemalteco Alfonso Portillo, en 2014.

El año pasado, el exsecretario de Seguridad Nacional de México, Genaro García Luna, el funcionario mexicano de mayor rango en sentarse en un banquillo en Estados Unidos, fue declarado culpable de narcotráfico, entre otros cargos. El próximo 24 de junio está previsto el anuncio de su condena, tras ser retrasado en varias ocasiones.