El Gobierno de México se coludió con el cártel Guerrero Unidos en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y miles de mensajes de texto lo probarían.

Así lo aseguraron Natalie Kitroeff y Roen Bergman en su artículo en The New York Times, donde compartieron su investigación sobre abusos en el ejército de México.

De acuerdo con The New York Times, obtuvieron cerca de 23 mil mensajes de texto que probarían que el gobierno llevaba meses trabajando con el crimen organizado en secreto.

Gobierno de México trabajó para un cártel para detener a los normalistas de Ayotzinapa: The New York Times

De acuerdo con The New York Times comandantes de la policía del Gobierno de México se llevaron a los estudiantes de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre de 2014 por órdenes directas del cártel Guerreros Unidos.

Esto estaría de mostrado por mensajes de texto, que aclararían que uno de los comandantes dio armas a los integrantes del grupo delictivo, mientras que otro comandante recibió la orden de perseguir a rivales del cártel.

Asimismo, los mensajes  probarían que militares del Gobierno de México monitorearon de cerca el secuestro de los estudiantes pero no los ayudaron.

Esto porque los militares en Guerrero habrían recibido sobornos para no intervenir por parte del grupo del crimen organizado.

Los mensajes de texto, así como llamadas intervenidas entre los miembros del cártel y otros colaboradores muestran el enojo por la “codicia” de los militares a quienes se referían como “putos”.

Según la investigación de The New York Times, un teniente armó a sicarios vinculados al cártel y además habría ayudado a la policía a intentar ocultar su participación en el crimen luego de que los normalistas de Ayotzinapa fueron secuestrados y asesinados.

Soldados del Gobierno de México eran “trabajadores en toda regla” del cártel

Los mensajes de texto que intercambiaron miembros del cártel y militares del Gobierno de México mostraron que los soldados no sólo intercambiaban favores sino que eran trabajadores “en toda regla” del cártel Guerreros Unidos.

De acuerdo con los investigadores consultados por The New York Times el secuestro y asesinato masivo de los 43 normalistas de Ayotzinapa fue posible gracias a la subordinación del gobierno y su lealtad profunda.

Además, el periódico resaltó que uno de los socorristas que acudió al lugar del secuestro masivo en septiembre de 2014 tenía que reunir información para el cártel.

Este funcionario público, un forense, habría estado enviando actualizaciones sobre todos los movimientos del Ejército Mexicano a un líder de Guerreros Unidos al que llamaba “jefe”.

Asimismo, luego del asesinato de algunos de los normalistas, los traficantes incineraron los cuerpos en un crematorio propiedad de la familia del forense.

Cabe señalar que un integrante del cártel dijo a las autoridades que los hornos solían usarse para “desaparecer gente sin dejar rastro”.

Algunos testimonios además advirtieron que el cártel de Guerreros Unidos le pagaba a algunos agentes de la policía mensualmente una especie de anticipo que les permitía recurrir a las autoridades cuando quisiera.